En el día a día de una comunidad de vecinos, es habitual que surjan debates sobre quién puede hacer una obra o instalar un dispositivo en el edificio y quién no. Cuando un propietario ve cómo a otro se le autoriza algo en idénticas condiciones y a él se le niega, hablamos de agravio comparativo. Esta figura jurídica se apoya en el principio de igualdad y permite defender el derecho de los vecinos a un trato coherente y no discriminatorio.

En este artículo exploraremos en detalle qué es el agravio comparativo, cuándo podemos invocarlo, cómo usarlo correctamente y qué prácticas seguir para evitar conflictos.

Concepto jurídico del agravio comparativo

El agravio comparativo nace de la idea de que todos los propietarios deben recibir el mismo trato por parte de la comunidad cuando sus peticiones son equivalentes. No se trata simplemente de una cuestión de mayorías, sino de equidad: si a uno se le permitió, por ejemplo, instalar un toldo en un patio interior, no hay razón legal para negárselo a otro bajo las mismas circunstancias.

Los tribunales y la doctrina coinciden en que el agravio comparativo se fundamenta en el derecho a la igualdad recogido en la Ley de Propiedad Horizontal y en los principios generales de nuestro ordenamiento jurídico. Esto significa que, antes de impugnar una negativa, se debe demostrar que existe un precedente claro y objetivo que respalde la reclamación.

Supuestos comunes en los que se alega el agravio comparativo

Aunque el agravio comparativo puede surgir en múltiples situaciones, hay algunos casos muy frecuentes:

  • La instalación de aires acondicionados en fachadas o patios interiores, cuando otros vecinos ya cuentan con ellos.
  • El montaje de toldos o cerramientos en terrazas y galerías, idénticos a los autorizados previamente.
  • La colocación de antenas de televisión o instalaciones de fibra óptica en zonas comunes.
  • Obras menores en elementos comunes, como el alicatado de pasillos o la sustitución de puertas de acceso si otros vecinos lo han hecho sin problemas.

En cada uno de estos supuestos, el agravio comparativo se invoca para exigir que la comunidad aplique de forma coherente el mismo criterio que utilizó anteriormente.

Requisitos para alegar con éxito el agravio comparativo

Para construir un argumento sólido, conviene cumplir tres condiciones esenciales:

  1. Identificar el precedente: localizar un caso previo en el que la comunidad autorizó una obra o instalación idéntica o muy similar.
  2. Demostrar similitud objetiva: acreditar que las circunstancias (ubicación, impacto estético, características técnicas) son equivalentes.
  3. Falta de justificación: mostrar que no existe motivo razonable (técnico, de seguridad o estatutario) para tratar al solicitante de otra manera.

No basta con sospechar un trato injusto: es necesario documentar con actas de juntas, fotografías y cualquier acuerdo previo que avale la petición.

Igualdad frente a mayorías: sin votaciones extras

A diferencia de otras decisiones comunitarias, el agravio comparativo no requiere convocar una votación extraordinaria ni recabar una mayoría especial. Su esencia es exigir que se respete la misma autorización ya otorgada en situaciones equivalentes. Pretender imponer otra mayoría sería, en sí mismo, un agravio: se está tratando de cambiar las reglas del juego de forma arbitraria.

Esa igualdad inmediata es la que protege al vecino que reclama su derecho, sin tener que esperar a que una junta vote de nuevo lo que ya se había consentido.

Errores frecuentes y confusiones comunes

Quienes no conocen bien esta figura suelen cometer varios fallos:

  • Creer que el agravio comparativo equivale a un consentimiento tácito. No es lo mismo: debe haber un precedente explícito.
  • Confundirlo con plazos de prescripción o de carácter urbanístico.
  • Intentar imponer mayorías cuando la solicitud reproduce un caso anterior.
  • Omitir la documentación: sin actas de juntas o pruebas claras, la reclamación no prospera.

Identificar estos errores ayuda a presentar una reclamación más contundente.

Cómo gestionar correctamente la invocación del agravio comparativo

Cuando un propietario decide alegar agravio comparativo, estos son los pasos recomendados:

  • Recoger todas las actas de juntas y acuerdos en los que se autorizó previamente la misma petición.
  • Preparar un escrito claro para la comunidad, señalando el antecedente y explicando por qué se trata del mismo caso.
  • Solicitar formalmente que la junta incluya el punto en el siguiente orden del día.
  • Si la comunidad mantiene la negativa, valorar la vía judicial: un contencioso civil que suele resolverse con rapidez cuando el agravio está bien probado.

Contar con asesoría legal facilita el proceso y evita errores de forma que puedan desvirtuar la reclamación.

Buenas prácticas recomendadas para comunidades y administradores

Para evitar conflictos y reclamaciones de agravio comparativo, conviene:

  • Llevar un registro ordenado de todas las autorizaciones y sus características.
  • Ser coherentes: si se autoriza una obra, aplicar el mismo criterio a solicitudes idénticas.
  • Actualizar periódicamente los estatutos para incluir reglas claras sobre usos privativos de elementos comunes.
  • Informar con antelación a todos los vecinos sobre las aprobaciones y los motivos técnicos o estéticos respectivos.

Con estas medidas se reduce drásticamente el riesgo de reclamaciones y se fortalece la confianza en la gestión comunitaria.

Conclusión

El agravio comparativo es una herramienta esencial para garantizar el principio de igualdad en la comunidad de propietarios. Al fundamentarse en precedentes claros y en la coherencia de las decisiones comunitarias, protege a quienes ven negados derechos que previamente se concedieron a otros.

En Bermejo Abogados contamos con amplia experiencia defendiendo estos casos y asesorando a comunidades para evitar discrepancias injustificadas. Si necesitas ayuda para gestionar o impugnar una negativa basada en agravio comparativo, no dudes en contactarnos.